¿Sabías que algunos investigadores aseguraron que quien se escondía tras ese apodo era el príncipe Alberto Víctor de Clarence y Avondale?
Alberto Víctor de Clarence nació el 8 de enero de 1864 y era el hijo mayor de Alberto Eduardo, príncipe de Gales —futuro rey Eduardo VII—, y de Alejandra, princesa de Gales. Era nieto de la reina Victoria del Reino Unido.
Conocido familiarmente como «Eddy», nunca sobresalió intelectualmente por problemas físicos desde su nacimiento. Estuvo unos años en la Armada como Cadete Naval y Guardiamarina, recorriendo el mundo hasta los dieciocho años. Entre 1883 y 1885 asistió al Trinity College en Cambridge, mostrando poco interés en la atmósfera intelectual, aunque si se involucró en el resto de la vida universitaria. Tras dejar Cambridge en 1885, se anunció su nombramiento como oficial en el Décimo Regimiento de Húsares y en 1887 fue ascendido a capitán.
En julio de 1889, la policía metropolitana descubrió un burdel masculino en la calle Cleveland de Londres y al parecer uno de los clientes era lord Arthur Somerset, uno de los asistentes personales del príncipe de Gales. El escándalo implicó a otras personalidades de la sociedad británica y los rumores entre la clase alta hablaban de la participación de un miembro de la familia real: el príncipe Alberto Víctor, aunque nunca se probó nada contra él.
En octubre de 1889, Alberto Víctor partió en una gira de siete meses a la India británica y la prensa extranjera sugirió que el viaje era para evitar los chismes a raíz del escándalo. Durante ese viaje conoció a la señora Margery Haddon, que al regresar a Inglaterra declaró que era el padre de su hijo Clarence Haddon. En una declaración a la policía los abogados de Alberto Víctor admitieron que hubo «alguna relación» entre el príncipe y la señora Haddon, pero rechazaron el reclamo de paternidad.
Tuvo varias novias, entre ellas la princesa Elena de Orleans, hija del príncipe Felipe, conde de París y bisnieta del rey Luis Felipe I, el último rey borbón de Francia. La reina Victoria se opuso al compromiso porque Elena era católica.
En 1890 se rumoreó que el príncipe sufría «una forma leve de enfermedad venérea» y en 1891 fue objeto de chantaje por parte de dos prostitutas.
De manera bastante sorpresiva por la rapidez del noviazgo y su cercanía a rupturas anteriores, en diciembre de 1891 Alberto Víctor de Clarence propuso matrimonio a la princesa María, hija de una prima de la reina Victoria. Ésta ostentaba el título de princesa de Teck, del Reino de Wurtemberg, antiguo estado del suroeste de Alemania. La boda se fijó para el 27 de febrero de 1892.
Cuando sus planes de matrimonio y su nombramiento como virrey de Irlanda eran objeto de debate, Alberto Víctor enfermó de gripe y falleció de neumonía el 14 de enero de 1892, menos de una semana después de su vigésimo octavo cumpleaños.
Numerosas teorías de conspiración rodearon la muerte de Alberto Víctor. Como que murió de sífilis o envenenado, que lo empujaron a un precipicio por instrucciones de lord Randolph Churchill o que fingieron su muerte para sacarlo de la línea de sucesión al trono, aunque se han demostrado falsas.
En el funeral, María de Teck colocó su corona nupcial sobre el ataúd. El príncipe fue enterrado en Albert Memorial Chapel, adyacente a la capilla de San Jorge en el castillo de Windsor. Tras su muerte, la reina Victoria siguió favoreciendo a María de Teck como candidata ideal para casarse con un futuro rey. Su relación con el hermano de Alberto, el príncipe Jorge, duque de York —ahora en segundo lugar en la línea de sucesión al trono—, se estrechó durante el periodo de luto compartido. Se comprometieron en mayo de 1893 y se casaron el 6 de julio de 1893 en la Capilla Real del palacio de St. James en Londres.
La mayor parte de la prensa británica trató a Alberto Víctor con mucho respeto durante su vida y los comentarios cercanos a su muerte estaban llenos de alabanzas. Sin embargo, la reina Victoria hizo mención a la «vida disipada» de su nieto en unas cartas que escribió a su hija mayor, que más tarde fueron publicadas y en el siglo XX, los biógrafos oficiales de la reina María y el rey Jorge V, lo retrataron como un vago, mal educado y físicamente débil, además de insinuaciones sobre su homosexualidad.
En 1962 salieron a la luz por vez primera las suposiciones de que Alberto Víctor pudo estar relacionado con los asesinatos de Jack el Destripador. Aunque estas teorías se han repetido con frecuencia, los académicos las califican como fantasías y hacen referencia a las pruebas indiscutibles de la inocencia del príncipe.
La reputación póstuma de Alberto Víctor llegó a ser tan mala que alguien declaró que su muerte había sido «un acto misericordioso de la providencia», aseveración que apoyaba la teoría de que su muerte eliminó un heredero al trono inadecuado y lo reemplazó con el confiable y sobrio Jorge V. Se dijo también que su reputación fue menoscabada por biógrafos deseosos de mejorar la imagen de su hermano Jorge.
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