Si un desamor se cruza en tu vida y la amenaza siéntate, relájate y cumple al pie de la letra las siguientes instrucciones.
Busca un entorno agradable y traslada hasta allí tu malherido corazón, acompañado del resto de vísceras y partes de tu cuerpo. Si ese lugar es una isla paradisíaca y tranquila del Mediterráneo estupendo, pero si te tienes que conformar con Mallorca, tampoco está mal.
Despójate de la ropa y con ella deja en tu habitación los malos rollos, las tristezas y los desencuentros. Con un bañador o similar, lo más escueto posible que permitan la ley y las costumbres, ofrécele tu cuerpo al sol y al mar, eso sí, debidamente untado de crema protectora, que una insolación no es el mejor remedio para tus males.
No dudes en ligar, conocer, contactar o abordar a cualquiera que disponga de una embarcación, en este caso el fin justifica los medios y no vas a casarte con él o ella. Elige preferentemente una embarcación a vela y sal a navegar lenta y plácidamente. Las mejores horas para ello son las del atardecer, entre la hora del té y el ocaso. Un mar amable y acogedor mecerá tus penas con cariño y te permitirá disfrutar de la soledad, de la compañía o de lo que te apetezca en ese momento.
Trasnocha y duerme. Recupera todas esas horas que los problemas y la insoportable vida cotidiana te han robado sin poder evitarlo.
Arréglate o no, ponte guapa, guapo o mediopensionista y sal a pasear por las estrechas calles del casco antiguo al amanecer, para evitar el calor. Siéntate en alguna de esas diminutas y solitarias plazuelas que todavía puedes encontrar en algunas ciudades y tómate un café o lo que te apetezca, sintiendo como despierta la ciudad y toma rumbo de crucero. Eso sí, antes de salir asegúrate de dejar olvidado el teléfono y el reloj.
Camina, navega, come, bebe sueña y permite que tu corazón cicatrice con calma. Olvídate del trabajo, de tu ex y del impresentable de tu jefe o jefa. Eso es de otra vida, de otro planeta o de un universo paralelo, ajeno a ti.
Sigue esta receta hasta que el cuerpo te pida marcha y empieces a notar que ya necesitas volver a tu rutina habitual.
Cuando llegues a ese punto, tomate al menos otra semana de relax antes de volver. Tu corazón, tu cuerpo y todas tus vísceras te lo agradecerán eternamente.
Bartolomé Zuzama i Bisquerra. Puerto de Alcudia (Mallorca), 15/06/2017