Ella le miró asombrada, mientras pelaba las patatas para la comida. Cómo puedes haber visto un mamut entre los tiestos, ¡estás tonto! Seguro Marisa, ¿te crees que estoy loco? Con esas cosas no se juega, si te digo que he visto un mamut es que he visto un mamut, con su pelo, sus colmillos y su pequeña cola, como los que salían en esa película de dibujos animados de la edad de hielo que vimos con los nietos en el Roxy. Si hombre, y estaba paseándose por entre los tiestos de nuestra terraza como si no tuviera otra cosa que hacer. No obstante Marisa dirige su mirada a la terraza, nunca se sabe, igual Julián ha visto una imagen reflejada desde cualquier sitio. Miralo, ahora ha girado su cabeza hacia nosotros, desde aquí puedes ver sus ojos azules, como el cielo de primavera. Eso, ahora encima te pones poético, estás como una cabra y ya chocheas, cualquier día vas a meter tu dentadura postiza en la cafetera. No chocheo, solo veo un mamut en nuestra terraza, lo que no entiendo es cómo tú no lo ves también. Pero Julián, ¿qué estás bebiendo? Que voy a beber, la medicina que me recetó el médico, sabe un poco rara pero se traga bien. Claro y por esto te has bebido medio vaso del desatascador industrial de tuberías que subí ayer de la droguería, anda coge el andador y vámonos corriendo al centro de salud a que te hagan un lavado de estómago, que me tienes loca, ¡Señor dame paciencia!
Valladolid, 9 de mayo de 2016.