Hoy va de microrrelatos

PÓCIMA CERVANTINA

– ¡Apresúrate, amigo Sancho, que ya se ve la Ínsula Barataria!
Tras él, Manuel empuja con resignación un carrito de supermercado con toda su existencia, camino del albergue para indigentes.
Mira con cariño a su amigo mientras piensa: mejor loco que desgraciado. ¡Gracias Cervantes por salvarle de sí mismo!

SARA Y LOS VENTILADORES

Que Sara odia los ventiladores es bien sabido, aunque pocos conocen la razón. En las tardes calurosas de verano, sentada en penumbras, el sonido de aquellas aspas no desaparece.
Han transcurrido años y miserias, pero su mente continúa en aquella triste habitación de hospital antiguo donde Paloma, su madre, abandonaba poco a poco la realidad y la vida. Sobre la mesita, un ventilador ruidoso y poco eficaz apenas refrescaba.
Las aspas y el calor la vencieron. Cuando la despertaron, Paloma no estaba y el maldito ventilador agitaba las cortinas de la ventana abierta.
Desde entonces Sara odia todos los ventiladores.

LA ABUELA

En el tumulto solo destacaban los flases, mucha prensa y ella, enjuta, menuda y desafiante. Una pancarta casera proclama “NO” en su mano derecha, la izquierda bien alta, con el puño cerrado.
-Mamá, ¿Esa que sale en la tele no es la abuela? ¿Pero qué está haciendo en Ferraz? Esta mañana me dijo que después de comer se acercaría a la partida, como todos los sábados.

COLISION

Desperté sobresaltado por la sirena que anunciaba una colisión inminente y me asomé por el ojo de buey.
En el cercano iceberg, los pequeños camareros nos observaban hieráticos. Sus corbatas contrastaban con los calzoncillos del capitán, que no llegó a tiempo al timón.

 

Valladolid, 3 de octubre de 2016.

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