Siroco
Ni en la misma playa éramos capaces de aguantarlo. Hacía un calor bochornoso y húmedo al que se le añadía un viento constante y cargado de partículas que lanzaba despiadado contra nosotros, especialmente hacia nuestros ojos. El siroco no tardaba en mandarnos de regreso a casa a comer y a echar la siesta. Odiaba la … Leer más